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BOGOTA (Reuters) - La mayor guerrilla de Colombia secuestró a seis turistas en una playa del Pacífico, dos días después de que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, solicitó a Bogotá y a la comunidad internacional que le concedan el estado de beligerancia, informaron el lunes las autoridades.

El secuestro se produjo el domingo cerca al pueblo de Nuquí, en el selvático departamento del Chocó, en donde una columna de las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) interceptó a un grupo de 19 turistas, dijo el alcalde municipal, Francisco Javier Valencia.

"Fueron interceptados por elementos de las FARC que una vez les preguntaron la procedencia decidieron retener de manera ilegal a seis personas," aseguró Valencia.

Los guerrilleros, que se apoderaron de las pertenencias de los turistas, secuestraron a dos profesores, una bióloga, un estudiante universitario y dos comerciantes, todos de nacionalidad colombiana, dijo la Armada, que tiene a cargo la seguridad de la zona.

La región es considerada estratégica para el tráfico de drogas y de armas por su cercanía al Océano Pacífico y la cantidad de ríos que permiten la comunicación hacia el interior del país.

La zona fue controlada hasta hace dos años por escuadrones paramilitares de ultraderecha, que depusieron las armas en una negociación de paz con el Gobierno y que expulsaron a la guerrilla.

Las Fuerzas Militares enviaron tropas a la región para perseguir a los guerrilleros y tratar de rescatar a los seis rehenes de un secuestro de carácter extorsivo, según las autoridades.

La retención masiva se produjo tres días después de que las FARC liberaron a las políticas Consuelo González y Clara Rojas, quienes fueron entregadas en el selvático departamento del Guaviare a una comisión que organizó el presidente venezolano, quien pidió que se les reconozca a esa guerrilla y al Ejército de Liberación Nacional (ELN) el estado de beligerancia.

Colombia y otros países como España negaron de inmediato la solicitud de Chávez, que en concepto de expertos y analistas les permitiría a las guerrillas establecer oficinas en cualquier parte del mundo mientras que sus líderes, al ser excluidos de las listas de organizaciones terroristas, podrían movilizarse fácilmente y tener un rango de diplomáticos.

La guerrilla utiliza el secuestro como su segunda fuente de financiación después del narcotráfico, según el Gobierno, delitos de los que obtiene millonarios ingresos para sostener una fuerza irregular de 17.000 combatientes que enfrentan al Estado como parte de un conflicto interno de más de cuatro décadas que cobra miles de vidas al año.